El Suzuki Swift Sport es por filosofía uno de mis coches favoritos. Sin lugar a dudas. Es un GTI del segmento B, que aún tiene ese encanto de los GTI de antes, donde era más importante un bajo peso y una buena puesta a punto que una potencia desmesurada. La prueba fehaciente de ello es que el Suzuki Swift Sport sólo recibe 4 CV adicionales con respecto a su generación saliente, reduciendo su peso en nada menos que 80 kilos. Repostado y con todos sus fluidos, el Suzuki Swift Sport pesa sólamente 970 kilogramos. Un juguete ratonero que abandona la aspiración atmosférica por un nuevo motor Boosterjet turboalimentado.
Aunque me duele que el Swift Sport abandone el motor atmosférico, el nuevo Boosterjet de 1,4 litros y cuatro cilindros tiene muchas ventajas. Sus 140 CV vienen de la mano de 230 Nm de par motor, constantes entre las 2.500 rpm y las 3.500 rpm. Aunque Suzuki no ha comunicado datos de aceleración, consumo o velocidad punta, sabemos que es un coche con una relación peso-potencia mejor que la de un Abarth 595, y comparable a la de un MINI Cooper S de 192 CV de potencia. El Suzuki Swift Sport tampoco juega a los guarismos, es un coche simplemente creado con la diversión de conducción en mente.
Suzuki Swift
La historia del Suzuki Swift Sport comienza en 2005, y con respecto a su generación anterior, es más rígido – a nivel de chasis y a nivel de suspensiones – y está 15 mm más cercano al suelo. Su batalla es 20 mm más larga y su ancho de vías 40 mm superior. Es un coche que por definición va a ser ligeramente menos ratonero, pero que compensa con creces este aumento de tamaño gracias a la reducción de peso. Por supuesto, sólo está disponible con una caja de cambios manual de seis relaciones y tracción delantera. Como ocurre con la gama Suzuki Swift, no existe opción a una carrocería de tres puertas.
A nivel de diseño es un coche agresivo, pero sin caer en demasiadas estridencias. Está dotado de serie con llantas de 17 pulgadas de color oscuro, pintado en el mismo color amarillo que los Swift de rallyes de Suzuki Motorsport. Su kit de carrocería es deportivo, pero sin caer en demasiadas estridencias. Sólo dos tubos de escape traseros y un emblema específico presiden una zaga mucho más discreta que el frontal. Su habitáculo es más grande y ergonómico que nunca, con una instrumentación cuyo fondo está teñido de color rojo, al igual que diversas molduras y la iluminación del habitáculo. De serie cuenta con asientos deportivos tapizados en tela.
Como es norma en los Suzuki Swift Sport, se busca la simplicidad mecánica. No existen modos de conducción o complejas simulaciones de autoblocante: es un coche deportivo, sin más ni menos. Es un coche con una barra de torsión trasera y una suspensión sin posibilidades de ajuste. Es un coche cuyo precio será muy inferior al de muchos rivales, en el que lo más importante es una conexión con la máquina, una dirección que nos permita sentir lo que el coche está haciendo, y buscarle a su chasis las cosquillas. Para esto tendremos que esperar a su presentación, a la que estaremos encantados de acudir.