El vídeo que os traemos hoy tiene dos ingredientes que nos encantan. En primer lugar, un escenario que exige el máximo a los vehículos que se atreven a (intentar) conquistarlo: el Desierto de Moab (Utah, Estados Unidos). En segundo lugar, un modelo de serie que no tiene dudas a la hora de protagonizar esta aventura: un Porsche Cayenne de primera generación que, salvo por los neumáticos, está de fábrica.
El Desierto de Moab se ha convertido en la meca de los amantes de los todoterrenos. ¿La razón? Está plagado de senderos desafiantes, que se han ido gestando a lo largo de décadas convirtiéndolo en uno de los sitios más entretenidos para poner a prueba a este tipo de vehículos.
Porsche Cayenne
No obstante, hay un lugar que especialmente duro: ‘Hell’s Revenge’. Un sendero de 10,4 kilómetros que incluye todo tipo de desafíos de escalada en roca con una sección particularmente desafiante: Hell’s Gate, un estrecho valle ubicado entre dos acantilados rocosos que pone a prueba al vehículo… y también al conductor.
Es lógico, por lo tanto, dar por hecho que sólo un 4×4 puro o un modelo preparado para ello se dejaría caer por allí. Este Porsche Cayenne no tiene muchos problemas para atravesarlo y es un placer verlo.
De serie
El autor del vídeo (Harrison Schoen) tiene dos unidades y eligió el Porsche Cayenne S (2008) para esta misión. El modelo llama la atención porque es el original: desde los parachoques hasta la suspensión. Todo es de serie y la única modificación que han llevado a cabo es un cambio de neumáticos: el modelo alemán lleva unos Grabber ATX todoterreno de 32 pulgadas montados sobre unas llantas de 20 pulgadas.
Incluso sin modificaciones, la actuación del Porsche Cayenne impresiona. Cabe recordar que hablamos de un vehículo equipado con suspensión neumática ajustable en altura, diferencial de bloqueo central, diferentes modos de conducción… Si combinamos todo esto con un V8 (385 CV y 500 Nm) y unos neumáticos todoterreno con un buen agarre, tendremos entre manos un coche muy capaz. Y así lo demuestra.
Daños mínimos
Más asociado a la deportividad de sus prestaciones, el Porsche Cayenne se mueve con soltura y cierta rapidez: incluso logra escalar Hell’s Gate sin muchos problemas y consigue que la conducción off-road en este terreno parezca fácil. Eso sí, como apuntábamos antes, el conductor también influye en este comportamiento: algo de experiencia hay que tener para mantener la calma cuando notas que las ruedas delanteras o traseras ya no están sobre el suelo.
El suv alemán supera la prueba con los daños mínimos: roces en la parte inferior del frontal, en el panel de balancines o rasguños en el revestimiento del guardabarros. Lo normal en un lugar como el Desierto de Moab.