El Volkswagen Arteon es una de las mayores muestras de atrevimiento que hemos visto en Volkswagen, y en lo estético, en mucho tiempo. Por primera vez Volkswagen se ha salido de la línea de diseño habitual y, nos guste, o nos disguste, han propuesto un coche con un diseño más atrevido y claramente diferenciado de sus compañeros de gama, especialmente del Volkswagen Passat. También nos ha gustado que el nuevo Volkswagen Arteon mantuviera la línea y los rasgos, con muy pocos cambios, que ya vimos en el prototipo Sport Coupé Concept presentado en 2015. Pero por desgracia, y al contemplar su interior, también creemos que han perdido una oportunidad única de hacer que el Volkswagen Arteon representase el salto cualitativo en diseño interior, y tecnología, que necesita Volkswagen.
La mayor evolución que hemos visto en los interiores de Volkswagen en los últimos años ha pasado por aumentar las dimensiones de la pantalla y añadir nuevas capacidades, como hacer que el menú se despliegue antes de tocar con el dedo la pantalla táctil, o incluso incorporar algún comando gestual sencillo, con movimientos en el aire, como ya ha estrenado el Volkswagen Golf. También hemos visto cómo Volkswagen estrenaba un sistema de instrumentación completamente digital, el Volkswagen Digital Cockpit, que tampoco está mal.
Pero al final, y a diferencia del exterior, el salpicadero del Volkswagen Arteon no deja de ser una versión remozada del que ya habíamos visto en el Volkswagen Passat.
En la imagen superior vemos el salpicadero del Volkswagen Arteon.
Y en un momento en el que toca renovarse o morir, y mientras vemos cómo muchos fabricantes están apostando por la tecnología y la revisión de la estética interior con apuestas realmente atrevidas (véase lo que están haciendo Land Rover y lo que desde hace tiempo ya vemos en Volvo), en Volkswagen siguen prefiriendo no tocar nada. A fin de cuentas, si funciona, ¿para qué cambiarlo?
En la imagen superior vemos el salpicadero del prototipo que nos anticipó el Volkswagen Arteon.
Y es cierto que el cliente de Volkswagen tal vez no vaya a valorar, o incluso puede que repudie, grandes cambios, y estridencias. Pero con el recuerdo aún presente del interior del prototipo que nos adelantó al Volkswagen Arteon, hace dos años, es justo que hasta podamos sentirnos decepcionados. Volkswagen presentó aquel prototipo, no solo como un bonito ejercicio de diseño que acabaría presente en el Arteon, sino también como un anticipo de sus interiores para el futuro. De hecho, en aquella ocasión os hablamos a fondo de este interior presentándolo con el siguiente titular: «Vengo del futuro para contarte cómo será el interior de los próximos Volkswagen«. Pero, por desgracia, parece ser que ese futuro aún no ha llegado.
El Volkswagen Arteon era la oportunidad ideal para ir introduciendo novedades de importancia, por su enfoque más alto, que permitiría equipar sistemas a priori más caros, y por la importancia cada vez mayor que el cliente que aspira a un producto premium le da a la tecnología. De aquel prototipo de 2015 nos gustó especialmente que Volkswagen apostase por una temática de color diferente, e incluso una estética nueva para su instrumentación digital y su sistema de entretenimiento, perfectamente integrado en el salpicadero. Nos gustó que muchos botones fueran sustituidos por superficies táctiles y que incluso se instalase una interfaz para los pasajeros de las plazas traseras, entre sus dos asientos posteriores.
Y mucho me temo que, para introducir todos estos cambios, habrá pocas oportunidades mejores que esta.
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