El Volkswagen Polo de tercera generación no es un coche icónico. Fue un utilitario interesante, y en su época era uno de los más avanzados a nivel técnico. No destacaba estéticamente, compartía plataforma y mecánicas con el SEAT Ibiza de segunda generación, y recibió un lavado de cara en el año 1999. Su versión más prestacional fue un GTI de 120 CV, que pasó sin pena ni gloria en el mercado de pequeños deportivos, cargado de opciones mucho más picantes. Como es lógico, no podríamos culparte por pensar que el Polo de la foto es, simplemente, un Polo más.
De hecho, podrías pensar que estás viendo un Volkswagen Polo un poco «marronero». Es una unidad de tres puertas del año 1995, y estéticamente presenta un aspecto descuidado. Su pintura no está en buen estado y llama la atención el aspecto mate de su capó y paragolpes delanteros, en clara consonancia con el resto del coche. La calandra está gastada y está pintada en color rojo, mientras que monta unas llantas que no son de serie, si no de aftermarket. Un tubo de escape con dos colas y aspecto sencillo asoma bajo el paragolpes.
Volkswagen Polo
El paragolpes delantero no es de serie, pero sí lo es su habitáculo, que presenta la clásica tapicería de tela con patrones «divertidos» que podríamos encontrar en muchos coches vendidos en el año 1995. Sin embargo, algún petrolhead muy observador empezaría a ver cosas… que no cuadran. Por ejemplo, frenos perforados con pinzas de cuatro pistones en el eje delantero, o radiadores de grandes dimensiones bajo el paragolpes delantero. Lo que seguro que nadie esperaría es encontrar el motor de un Audi S4 bajo su capó.
No es la primera vez que alguien hace un swap a motor VR6 en un Volkswagen Polo, e incluso hay conversiones con motores de ocho cilindros. Pero os prometo que es la primera vez que veo un Volkswagen Polo con un motor V8 de 4,2 litros… en posición delantera transversal. En plata: estamos viendo un utilitario de 340 CV de potencia y tracción delantera. Su caja de cambios manual de cinco relaciones procede de un Volkswagen Golf VR6 y como es lógico – y necesario – cuenta con un diferencial autoblocante OBX en el eje delantero.
La electrónica es a medida, al igual que su volante de inercia o los soportes del motor. La suspensión roscada es ajustable y el coche retiene la dirección asistida. Su caja de cambios es de desarrollos cortos: a 100 km/h, el motor gira a 2.100 rpm. El propulsor tiene muchísimo par motor y además de un filtro de aire deportivo, tiene una mariposa de admisión de 81 mm de diámetro, frente a los 65 mm de origen. A las ruedas delanteras, el motor entrega 291 CV. Sin pérdidas de fricción, hablaríamos de unos 340 CV a la salida del cigüeñal.
El coche pesa 1.080 kilos, tiene unas prestaciones demoniacas, y está completamente homologado para circular en carretera. Si lo quieres, está a la venta en la plataforma Trade Me, cuesta 10.000 dólares neozelandeses, y tendrás que ir a buscarlo al otro lado del mundo.